¿Los agujeros hallados en la Luna podrían cobijar a futuros
exploradores?
NASA/GSFC/ARIZONA STATE UNIVERSITY
La Luna, nuestro único satélite natural, es uno de los
objetivos más recurrentes de las investigaciones más allá de las fronteras de
nuestro planeta. En años recientes, como habrás comprobado si eres fiel
seguidor de los temas astronómicos, se ha visto un renovado interés por parte
de las potencias del mundo, sobre todo China, Estados Unidos y la
Unión Europea hacia este cuerpo celeste y no pocos de los proyectos hablan ya
del ambicioso establecimiento de una colonia humana en su superficie.
En la búsqueda de las mejores condiciones para el
montaje de la futura base, unos misteriosos agujeros en la
superficie de la Luna podrían jugar un papel vital, según se ha
dado a conocer recientemente.
Los agujeros hallados en la Luna
Según una serie de datos reunidos durante meses por la
sonda LRO (Lunar Reconnaissance Orbiter), de la NASA, sobre el suelo
selenita además del gran número de cráteres que todos conocemos
existen al menos dos centenares de hoyos de muy diversas morfologías y que
pueden incluso contener en su interior sistemas cavernarios de magnitudes muy
variadas.
Estos hoyos en la Luna, según lo dado a
conocer por la revista Icarus, podrían ser solo una pequeña muestra de lo
que realmente existe, teniendo en cuenta que la sonda aún no ha
analizado aún el 60% de la superficie lunar. De momento, se han encontrado
algunos de apenas 5 metros de diámetro (16 pies), pero otros casi llegan al
kilómetro de extensión (2950 pies).
Origen y potencialidad de estos hoyos para la exploración
Aunque no se sabe a ciencia cierta cómo se
formaron estos agujeros en la superficie lunar, si parece probable que su
origen esté situado en la época en que la Luna era un cuerpo geológicamente
activo y la roca fundida fluía tanto en su superficie como en su interior.
Así, al recibir impactos de meteoritos y los bordes del
nuevo cráter hundirse, se empujaría hacia la superficie el suelo del mismo
creando un espacio por el que el magma incandescente fluiría y, al
solidificarse, crearía espacios vacíos que hoy son fríos sistemas de cavernas
que pueden ser muy útiles para los astronautas del futuro.
Aunque es probable que para determinar su verdadero
potencial sea necesaria una exploración física de los sitios en concreto, está
claro que estos agujeros, y más aún sus cavernas, ofrecerían un refugio muy
preciado para los exploradores humanos ya que, en primer lugar, estarían
resguardados de la peligrosa radiación cósmica, uno de los aspectos más
complejos a tener en cuenta en los viajes espaciales.
Por otro lado, ofrecerían una clarísima y absoluta
protección contra los pequeños meteoritos que como una lluvia perenne caen
sobre la superficie lunar, así como un amortiguamiento del marcado contraste
que existe en la superficie entre la temperatura mínima y la máxima en un día
lunar cualquiera.
Este descubrimiento de la sonda LRO ha entusiasmado a los
astrónomos y los ingenieros que trabajan ingeniosamente en el diseño de las
futuras colonias humanas en la Luna, quienes buscan incansablemente las
vías más factibles, seguras y duraderas para la estadía lunar de los colonos
del futuro.
Mamani Meza Pilar Rocío
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