Hace algo más de un año, el 15 de febrero
de 2013, el mundo fue testigo de los peligros que acarrean los objetos capaces
de pasar cerca de la Tierra (NEOs por
sus siglas en inglés). Aquel día un asteroide pequeño (o una gran roca) entró
en nuestra atmósfera, explotando encima de Chelyabinsk,
Rusia, y liberó más energía que una gran bomba atómica.
Ese día quedó demostrada una vez más la necesidad de hacer un seguimiento detallado de objetos cósmicos como éste, los asteroides que pueden pasar cerca de la Tierra y eventualmente caer en ella. A dicho seguimiento, se le dedican esfuerzos importantes por parte de la NASA y de la comunidad astronómica internacional, y gracias a ello se han descubierto hasta la fecha 10.713 NEOs.
La NASA
está buscando nuevas colaboraciones para un proyecto orientado a acelerar el
trabajo de defensa planetaria. Con esta agilización, la búsqueda de NEOs
será más rápida y eficaz, lo que ayudará a encontrar todo tipo de amenazas asteroidales
para la población humana y a saber qué hacer ante tales amenazas.
Paralelamente,
la NASA está desarrollando la Misión de Redireccionamiento
de Asteroides (ARM), la primera misión para identificar, capturar y desviar un
asteroide hacia una órbita segura en torno a la Luna, para la futura
exploración del mismo por astronautas en la década de 2020. Es vital conocer a
fondo la estructura geológica y la composición geoquímica de las clases más
representativas de asteroides ya que cualquier intento de desviar a uno de
ellos de su eventual trayectoria de colisión con la Tierra se deberá preparar
de acuerdo con las características geológicas y químicas del asteroide.
La misión ARM se valdrá de capacidades
técnicas que ahora están bajo desarrollo, y entre las que figuran la nueva nave
espacial Orión, el gran cohete SLS y propulsión iónica de gran potencia
alimentada por energía solar. Todos son componentes críticos para futuros
vuelos espaciales fuera de la órbita terrestre, incluyendo el posible envío de
seres humanos a Marte en la década de 2030. La NASA está evaluando dos
conceptos para capturar y desviar robóticamente un pequeño asteroide (o gran
roca) hacia una órbita estable alrededor de la luna. En el primer plan de
misión propuesto, la NASA podría capturar y desviar de su rumbo a un pequeño
asteroide completo. En el plan alternativo, la NASA podría extraer de un
asteroide grande un gran bloque, con la masa de un peñasco, y traerlo hasta esa
misma órbita lunar. En ambos casos, los astronautas a bordo de una nave
espacial Orión podrían estudiar la roca cósmica en órbita a la Luna y traer
muestras a la Tierra.
Hay muy
pocos NEOs que
sean candidatos claros para el Proyecto ARM. La mayoría de los asteroides más
conocidos son demasiado grandes para ser capturados por completo y tienen
órbitas que no son aptas para que un vehículo espacial los desvíe hacia una
órbita alrededor de la Luna. Algunos están tan lejos, que su tamaño y
composición son difíciles de discernir, incluso para nuestros telescopios más
potentes. Puede haber algunos que sean objetivos potenciales, pero aún es muy
poco lo que se sabe de ellos. Trabajar hacia un mejor conocimiento de estos NEOs
será también una vía útil para ayudar a perfilar el objetivo definitivo del
Proyecto ARM.
FUENTE: http://noticiasdelaciencia.com/not/9835/traer_por_metodos_artificiales_un_asteroide_a_la_orbita_lunar/
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